La inflamación crónica en un gran problema de salud que envejece a los tejidos, incrementa el riesgo de obesidad, llegando incluso a ser la causa principal de diversas patologías. Está fuertemente asociada con la ganancia de grasa (especialmente de la región abdominal), enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y diabetes, asma, artritis, cáncer, mala salud reproductiva y problemas estomacales.
La inflamación crónica se presenta cuando las células son atacadas repetidamente por los radicales libres oxidativos, la insulina elevada, o altos niveles de cortisol, por nombrar los factores más importantes. Es por esto que el entrenamiento aeróbico genera inflamación crónica – el organismo produce radicales libres conocidos como especies reactivas de oxígeno (ROS siglas en inglés) tales como el superóxido, hidroxilo, alkoxilo, peroxilo, hidroperoxilo, peróxido de hidrógeno etc., en respuesta el ambiente rico en oxígeno creado por el incremento en la respiración que conlleva ese tipo de entrenamiento (Walsh et al., 2011; Gómez-Cabrera et al., 2008; Henriksen y Saengsirissuwan, 2003). Paralelamente, los niveles de cortisol se elevan por el estrés fisiológico que supone el ejercicio cardiovascular repetido (Skoluda et al., 2011).
No obstante, como suele ocurrir en nuestro organismo gracias a la homeostasis o capacidad de adaptarse para requilibrar todos los sistemas tras un estrés como puede ser un entrenamiento, la liberación de radicales libres, es necesaria para fortalecer el sistema de antioxidantes. Para evitar que los radicales libres superen la capacidad de los antioxidantes, el ejercicio físico debe ser de intensidad moderada y con frecuencia suficiente para favorecer la recuperación (Gómez-Cabrera et al., 2008). Así pues, se ha establecido claramente que el ejercicio aeróbico genera estrés oxidativo, por ejemplo, en un artículo del Journal of Sports Science muestra cómo el ejercicio aeróbico vigoroso induce estrés oxidativo que puede superar las defensas antioxidantes (Packer, 1997). Existe una amplia y aceptada evidencia sobre la inflamación crónica causada por ejercicio aeróbico, generada a su vez por el incremento en los radicales libres, daño a los lípidos y al ADN y una disminución en los niveles de antioxidantes en la sangre como el glutatión.
En un estudio del Journal of Sports Medicine and Physical Fitness encontró que los corredores de maratones tenían mayores indicadores de inflamación que un grupo control. En este estudio, los investigadores compararon varios marcadores de estrés oxidativo en velocistas (sprinters) y corredores de maratón. En descanso, los marcadores inflamatorios y eritrocitos estaban elevados tanto en los velocistas como en los maratonistas, pero los de los segundos duplicaban los valores registrados a los de los primeros. Fruto de estos resultados, los autores se permitieron concluir que sus células estaban abrumadas por la necesidad de desintoxicar las especies reactivas de oxígeno, produciendo estrés oxidativo crónico (Marzatico et al., 1997).
Lo que es impresionante es que existe una gran cantidad de nuevas investigaciones que muestran como proteger a los practicantes del ejercicio aeróbico de los efectos negativos de la práctica excesiva de ejercicio cardiovascular. Un nuevo estudio de Current Microbiology probó el efecto de los probióticos sobre el estrés oxidativo proveniente del ejercicio aeróbico. El propósito del estudio era establecer que el ejercicio aeróbico causa estrés oxidativo crónico y que los probióticos pueden ser tomados para ayudar con los niveles de antioxidantes y luchar contra los efectos negativos del ejercicio aeróbico. Se probó el efecto del entrenamiento sobre el estrés oxidativo de los participantes, ciclistas semi-profesionales. Hipotetizando, los posibles efectos positivos de suplementarse con un producto probiótico diariamente podría disminuir los efectos negativos del entrenamiento aeróbico del ciclismo. Como grupo control tomaron unos ciclistas que solo entrenaron y no tomaron el suplemento. El estudio duró 4 semanas.
Los investigadores encontraron que el entrenamiento aeróbico intenso induce estrés oxidativo en la forma de especies reactivas de oxígeno y hubo evidencia de peroxidación de lípidos, lo cual aumenta el estado inflamatorio. Tomar los probióticos diariamente disminuyó los niveles de estrés oxidativo e incrementó la actividad antioxidante en la población ejercicio/suplemento, lo que indica que los probióticos también pueden proteger en contra del efecto negativo del ejercicio aeróbico sobre la salud (Martarelli et al., 2011).
Otro aspecto vinculado, sobre los efectos perjudiciales de NO PLANIFICAR el ejercicio cardiovascular, son los efectos sobre los telómeros, que pueden ser definidos como la estructura genética que dictamina la cantidad de veces que una célula se puede reproducir, y por tanto, la vida de la misma (Puterman et al., 2010). A mayor número de reproducciones, menor longitud de los telómeros, y posiblemente, menor capacidad de adaptación. Algunos estudios han mostrado que en atletas que acumulan fatiga crónica, como son aquellos corredores, que no dejan descansar al organismo debido a unos volúmenes y frecuencias de entrenamiento excesivamente elevadas, poseen esta estructura más corta, que deportistas de alto nivel de disciplinas que involucran el entrenamiento de la fuerza (Collins et al., 2003). Parece ser que el ejercicio moderado, es el que más protege los telómeros, frente a ejercicios de baja y alta intensidad (definida por su consumo energético) (Ludlow et al., 2008).
Podemos concluir que:
1) El ejercicio físico CARDIOVASCULAR es NECESARIO e IMPRESCINDIBLE para la salud de las personas. Obteniéndose beneficios no solo a nivel cardiorrespiratorio, sino también sobre el sistema inmune, y parece ser que también genético.
2) El EXCESO y la MALA PLANIFICACIÓN, determinarán los EFECTOS PERJUDICIALES del entrenamiento cardiovascular, como puede ser mayor oxidación, mayor estado inflamatorio (pudiendo llegar a ser crónico) y afectación negativa sobre los telómeros.
3) Debe atenderse especialmente a las variables de FRECUENCIA, VOLUMEN e INTENSIDAD del ejercicio para controlar los posibles efectos perjudiciales. Siendo la premisa más importante, es la MODERACIÓN.
4) El DESCANSO y RECUPERACIÓN resultan NECESARIOS dentro de una PLANIFICACIÓN del entrenamiento cardiovascular.